Las especies exóticas invasoras (EEI) se han convertido en las últimas décadas en una de las principales causas de pérdida de biodiversidad y destrucción de hábitats de especies autóctonas. Junto con el cambio climático, la contaminación del medio o la sobreexplotación de los recursos, la introducción de estas especies ha causado serios problemas de desequilibrio en ecosistemas y cadenas tróficas.
Un problema serio de pérdida de biodiversidad
Es importante saber que una especie foránea, tanto si es animal o planta, es considerada exótica invasora cuando cumple algunos requisitos. Su adaptación a las condiciones climáticas, su capacidad de depredar y competir con otras especies autóctonas del medio en el que se encuentra e incluso, en algunos casos, puede reproducirse con éstas dando como resultado generaciones de individuos hibridados con la consecuente pérdida de calidad genética.
Solo una pequeña fracción de estas nuevas especies son capaces de naturalizarse si se adaptan al entorno; y sólo una parte de ellas podrán expandirse y reproducirse en este nuevo entorno. Es entonces cuando éstos ejercen presión sobre los nichos ecológicos que las especies autóctonas comparten. Muchas de las EEI compiten por la disponibilidad de alimento, lugares de cría, territorios. En algunos casos, se convierten en la presa de las nuevas especies introducidas desencadenado así la dramática caída de sus poblaciones.
Otros impactos de las EEI
Estas especies, además de tener un gran impacto sobre la biodiversidad autóctona, tiene otras graves consecuencias negativas.
El control de enfermedades como la malaria, la enfermedad de Lyme o el dengue suponen un gran coste económico, sanitario y social para las poblaciones afectadas. Se estima que hasta el 75% de las enfermedades que han afectado a los humanos en los últimos 10 años eran de origen animal. Un aspecto que en los últimos meses ha sido extensamente estudiado a raíz de la aparición del Covid-19.
En cuanto a los costes económicos, la IPBES estima – solo en en el Sudeste Asiático- unas pérdidas anuales de 33.500 millones de dólares debido a las especies invasoras. En cuanto a Europa, el gasto asciende a, aproximadamente, 12 mil millones de euros/año en los últimos 20 años. Costo que aumenta exponencialmente si la especie no se erradica inmediatamente.
¿Cómo se introducen las especies exóticas invasoras?
Acuarófilos o terrariófilos
Entre los múltiples orígenes de entrada se encuentran las sueltas, ya sean accidentales o voluntarias, de individuos adquiridos por acuariófilos o terrariófilos. Un ejemplo es el pez león (Pterois antennata). Originario de los arrecifes del océano Índico tropical y el Pacífico occidental, fueron detectados por primera vez hace dos décadas en aguas de Estados Unidos. Hace siete años, en el Mediterráneo. La causa de su presencia en estos ecosistemas se debe a los acuarios domésticos. Desde entonces, se ha convertido en uno de los peces invasores más dañinos, poniendo en riesgo tanto a especies autóctonas como a humanos.
Aumento del transporte
El aumento en el transporte marítimo y aéreo también ha supuesto una buena plataforma de entrada para las especies introducidas. Un estudio de 2019, apuntaba que hasta el 56% de las embarcaciones privadas que transitan entre los puertos deportivos trasladaban variedades exóticas. Estas especies, también llamadas de fouling, crecen sobre estructuras artificiales como cascos de barcos o hélices.
Comercio Ilegal
El comercio ilegal de especies es otra de las causas de introducción de las especies exóticas invasoras. Según datos de WWF, «Este delito mueve entre 10.000 y 20.000 millones de euros cada año, una cifra equiparable a la que mueve el tráfico de armas y de drogas».
Un ejemplo del peligro del tráfico ilegal se da en En Estados Unidos. Allí, ha aumentado en los últimos años el número de roedores como las zarigüeyas – especie portadora de las garrapatas- a causa del tráfico de estas especies. Debido a esta alteración del ecosistema (proliferan los pequeños roedores y disminuyen los grandes depredadores) también ha crecido el número de contagiados por la enfermedad de Lyme, transmitida por las garrapatas.
Comercio legal
Otra de las causas más frecuentes es la utilización de éstas especies invasoras para el comercio en la alimentación, consumo o recurso cinegético.
Es el caso de la ostra japonesa Crassostrea gigas, una introducción intencionada con fines gastronómicos. En diferentes partes del mundo – como Argentina – ya forman parte de la lista de especies que podían poner en riesgo la biodiversidad de sus ecosistemas costeros.
Especies Exóticas Invasoras en España
En nuestro país, según el catálogo nacional de especies invasoras regulado por el Ministerio de Transición ecológica, ya contamos con cerca de 200 de estas EEI entre peces, anfibios, insectos, mamíferos, aves, reptiles y plantas y algas.
A nivel nacional, el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto es la base de la legislación que regula el citado catálogo. Conlleva la prohibición genérica de su posesión, transporte, tráfico y comercio. Tanto de ejemplares vivos como muertos, así como de sus restos, incluyendo el comercio exterior de las especies que aparecen en dicho catálogo.
Además, las comunidades autónomas deben comunicar cualquier hallazgo de estas especies exóticas invasoras. En ellas recae también la responsabilidad de hacer un continuo y exhaustivo control y evaluación de sus poblaciones.
Para poder llegar a frenar su entrada, expansión y evitar la pérdida de biodiversidad, es indispensable la colaboración de todos los organismos, administraciones, colectivos implicados y personas que tienen relación directa con las especies exóticas invasoras.
Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras
En el Catálago Español de Especies Exóticas Invasoras podemos encontrar 190 especies invasoras divididos entre mamíferos, reptiles, aves, anfibios, peces, crustáceos, artrópodos no crustáceos, invertebrados no artrópodos, flora, algas y hongos.
Algunas de estas especies más extendidas en nuestro país son: la cotorra argentina, existen alrededor de 1.300 parejas concentradas en las provincias de Cataluña, Andalucía y la Comunidad de Madrid; la tortuga de florida, está desplazando a las tortugas autóctonas marinas; el mapache; o el visón americano, relacionado con la pérdida del 60% de los pollos de garza en zonas como Palencia.
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