Del 17 al 22 de febrero se celebra la Semana Europea de lucha contra la Pobreza Energética. Esta iniciativa impulsada por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) tiene por objeto resaltar la importancia de la pobreza energética en Europa y la responsabilidad que tienen las instituciones europeas, nacionales, regionales y locales en la materia, así como fomentar el debate entre todos los agentes y la propia ciudadanía y  la colaboración entre países, instituciones y organizaciones europeas.

La pobreza energética se define como la incapacidad de un hogar de satisfacer una cantidad mínima de servicios de la energía para sus necesidades básicas, como mantener la vivienda en unas condiciones de climatización adecuadas para la salud (18 a 20º C en invierno y 25º C en verano).

Esta es una problemática que afecta, aunque de manera desigual, a todos los Estados Miembros de la Unión Europea (UE). En países como Dinamarca, Suecia, Holanda, Austria o Finlandia esta cifra está por debajo del 3%, sin embargo en países como Bulgaria el porcentaje de población afectada supera el 40%.

En España, según el estudio “Pobreza Energética en España. Análisis de Tendencias” realizado en 2014 por la Asociación de Ciencias Ambientales se estimaba que en 2012 un 17% de los hogares residentes en España, con una población estimada de 7 millones de personas, estaban destinando más del 10% de sus ingresos anuales al pago de la factura energética del hogar.

También para 2012, se estimaba que el 9% de los hogares, equivalente a  4 millones de personas, se declaraban incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante el invierno. Precisamente este indicador situaba a España como el cuarto país de Europa con mayor número de ciudadanos declarando su incapacidad para mantener la vivienda a una temperatura adecuada, a pesar de que la climatología es más benévola que en muchos otros países europeos.

Pobreza energética

Hay tres factores clave que determinan la incidencia y evolución de las tasas de pobreza energética: los precios de la energía doméstica, la eficiencia energética de los edificios y la renta de las familias.

En los últimos años en nuestro país el aumento del precio de la energía doméstica, unido al descenso de la renta de las familias y el envejecimiento del parque de las viviendas ha propiciado un considerable aumento de la pobreza energética.

La Asociación de Ciencias Ambientales señala como un factor estructural clave la eficiencia energética de los edificios. “Aquellos hogares que ocupan viviendas con una menor eficiencia energética son más vulnerables a sufrir pobreza energética, debido al importante peso que tiene el gasto en la climatización del hogar, por lo que la mejor solución para su erradicación a medio y largo plazo pasa por la rehabilitación energética de edificios”.

Desde la Asociación de Ciencias Ambientales se reclama a los Estados Miembros el diseño de medidas coordinadas de lucha contra este problema, recordándoles que la rehabilitación energética de edificios es la mejor medida a medio y largo plazo para eliminar y prevenir la pobreza energética, reduciendo la vulnerabilidad energética de la población, luchar contra el cambio climático y reducir la dependencia energética de las economías de la UE.

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