A lo largo de la historia el ser humano ha ido creando tal dependencia energética que hoy en día es inimaginable e inconcebible una vida desprovista de energía eléctrica. Cada segundo de nuestra rutina diaria está relacionada con la energía. Y sin embargo, el uso continuado y abusivo de las llamadas «energías sucias” ha contribuido al cambio climático y todas sus consecuencias, además de los consiguientes trastorno económicos que se pueden derivar de él. Al igual que el reto hace unos años estaba en la producción y creación de más energía, el reto actual está en el ahorro, la eficiencia energética y la aplicación y desarrollo de las energías renovables. Nos encaminamos hacia una nueva perspectiva de cambio en donde las energías alternativas no sólo tienen un menor impacto medio ambiental, sino que las energías renovables dañan 31 veces menos el medio natural. Entre ellas, la hidráulica y la eólica son las más limpias. Además proveen de un mejor abastecimiento y suministro de energía descentralizado que permite un aprovechamiento mayor de recursos naturales locales, con una consiguiente reducción de costes y un fomento del empleo local.

No debemos obviar el vínculo existente entre la eficiencia energética y el cambio climático. De acuerdo con un estudio reciente de la Agencia Internacional de la Energía, el 80% de la reducción en las emisiones de CO2 prevista para el 2030 se conseguirá a través de la eficiencia energética. El director ejecutivo adjunto de la Agencia Internacional de Energía, Richard Jones, dijo que «las medidas para el uso eficiente de la energía significarán 38% de la reducción de emisiones». Así mismo, Richard Jones, planteó que es necesario “acelerar la revolución tecnológica en energía”. Dicho estudio plantea que sin la aplicación de nuevas políticas medioambientales, los combustibles fósiles continuarían satisfaciendo las necesidades energéticas del mundo, pero las emisiones de dióxido de carbono se duplicarían hasta alcanzar las 57 gigatoneladas para el 2050.

Todo ello, hace pensar en la necesidad de ahondar en el conocimiento y desarrollo de este tipo de energías limpias y de métodos que nos permitan controlar el gasto y limitar el uso de las actuales de manera eficiente. En línea con su filosofía de proporcionar la formación más actualizada y demandada en la actualidad, el Instituto Superior del Medio Ambiente ha desarrollado con la colaboración de Creara un conjunto de acciones formativas en materia de energía que abarcan todos estos conceptos y proporcionan la especialización requerida para el desarrollo profesional en el sector energético.

Los programas que ofrecemos son:

Optimización de la Factura Energética.

Ahorro y Eficiencia Energética.

Cálculo de Huella de Carbono.

Gestión Energética Municipal.

Técnico en Movilidad Local.

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