Según la ONU, “la sostenibilidad de los suelos es fundamental para afrontar las presiones de una población cada vez mayor y el reconocimiento, la promoción y el apoyo para fomentar la gestión sostenible de los suelos pueden contribuir a la existencia de suelos sanos y, por extensión, de un mundo que cuente con seguridad alimentaria y de ecosistemas estables y que se utilicen de manera sostenible”.
El suelo es la base para la producción de la inmensa mayoría de alimentos, carburantes y materias primas que se emplean diariamente, y está sometido a diversos tipos de amenazas, entre las que destaca la contaminación por fuentes puntuales industriales.
En el marco de la política de protección ambiental en la Unión Europea, la Hoja de Ruta hacia una Europa Eficiente en el Uso de los Recursos (COM(2011) 571 final) establece que “para 2020 las políticas ambientales de la UE deberán tener en cuenta el impacto directo e indirecto del uso del suelo a en la UE y globalmente, asegurarse de que la tasa de ocupación del suelo está alineada con el objetivo de una tasa nula para 2050; que la erosión del suelo se reduzca y la materia orgánica del suelo aumente, y que los trabajos de remediación en emplazamientos contaminados esté siendo acometida a un ritmo notable»
A nivel de la UE, la problemática de la contaminación del suelo es de primera magnitud, con cerca de 250.000 emplazamientos potencialmente contaminados (EEA), aunque el número real podría ser aún mayor ya que existen cerca de 3 millones de actividades con capacidad potencial de contaminar el suelo. Aunque se han hecho esfuerzos en este sentido (80.000 emplazamientos recuperados en los últimos 30 años) se espera que el impacto de los errores cometidos en el pasado en la gestión de actividades potencialmente contaminantes siga perdurando en las próximas décadas a medida que se amplíen los inventarios de emplazamientos históricos y se inicien nuevas actividades. La estimación de la UE sobre los costes de les acciones de recuperación se sitúa en el rango de miles de millones de €. En el caso concreto de España se estima que existen más de 10.000 emplazamientos contaminados.
España cuenta con un marco normativo muy desarrollado en lo que se refiere a la protección del suelo ante episodios de contaminación puntual de origen industrial. Por un lado, la Ley 22/2011 de Residuos y Suelos Contaminados, y Real Decreto 9/2005, por el que se establece la relación de actividades potencialmente contaminantes del suelo y los criterios y estándares para la declaración de suelos contaminados, constituyen el marco básico en este aspecto, complementados por la Ley 5/2013 que modifica la Ley 16/2002 IPPC y la Ley 22/2011, y traspone la Directiva 2010/75/UE de Emisiones Industriales y la Ley 26/2007, de 23 de octubre, de Responsabilidad Medioambiental, que traspone la Directiva 2004/35/CE, y que suponen dar al compartimento suelo la misma importancia que otros, como las emisiones atmosféricas o los vertidos líquidos, en el marco de las actividades industriales.
Con el fin de seguir proporcionando la mejor capacitación a los profesionales responsables de la gestión de espacios contaminados, el Instituto Superior de Medio Ambiente imparte el curso de Contaminación de Suelos y de las Aguas Subterráneas. El curso, con un claro enfoque práctico, proporciona las herramientas de diagnóstico necesarias para evaluar la calidad del suelo y las aguas subterráneas ante episodios de contaminación puntual de origen industrial, aborda estrategias y técnicas para la planificación del muestreo, profundiza en la metodología del análisis cuantitativo de riesgos (ACR) y perfila las principales tecnologías disponibles para la recuperación de suelos y aguas subterráneas contaminados.
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